Desde la época islámica, la finca sido transmitida de generación en generación, y ha pertenecido a diferentes familias hasta que en el año 1891 fue adquirida por un empresario mallorquín, que realizó una importante inversión destinada a la reconstrucción de las edificaciones existentes, inspirándose en la arquitectura toscana.
Al morir, sin descendencia el año 1942, destinó su fortuna a fines humanitarios repartiéndola entre ayudas a ancianos sin rentas, madres solteras y la subvención de estudios para jóvenes sin recursos económicas. Concretamente, la finca paso a una asociación benéfica, responsable de su explotación. Con el transcurso del tiempo, dejó de rendir y cayó en el abandono.
Hubo algunas iniciativas para destinarla a una residencia estival para embajadores, una escuela o incluso a un establecimiento hotelero, pero ninguna de ellas fructificó y a fin , y de evitar su progresivo deterioro, se puso a la venta. En el año 1.982, la finca fue adquirida por la familia que ostenta la propiedad en la actualidad. A partir de dicha adquisición, de forma progresiva se fue modernizando la explotación agrícola, además de mantener y preservar las edificaciones existentes que en la actualidad y desde hace dos décadas, se destinan a la celebración de eventos.
Además de la celebración de eventos, existe una explotación agrícola sostenible y ecológica de algarrobos, almendros, olivos y frutales que ha sido modernizada con un gran respeto al medio ambiente.
Hubo algunas iniciativas para destinarla a una residencia estival para embajadores, una escuela o incluso a un establecimiento hotelero, pero ninguna de ellas fructificó y a fin , y de evitar su progresivo deterioro, se puso a la venta. En el año 1.982, la finca fue adquirida por la familia que ostenta la propiedad en la actualidad. A partir de dicha adquisición, de forma progresiva se fue modernizando la explotación agrícola, además de mantener y preservar las edificaciones existentes que en la actualidad y desde hace dos décadas, se destinan a la celebración de eventos.
Además de la celebración de eventos, existe una explotación agrícola sostenible y ecológica de algarrobos, almendros, olivos y frutales que ha sido modernizada con un gran respeto al medio ambiente.
Desde la época islámica las tierras de Son Togores, han sido preciadas por ser fértiles y bellas . Si pudieran hablar, nos contarían historias sobre caballeros, conquistadores, condes y como han pasado de familia en familia, generación tras generación.
En la fachada hay un reloj de sol que dice: «Qualsevol hora del dia es sa millor per fer via» – Cualquier hora del día es la mejor para darse prisa.
